- Los adolescentes necesitan un hogar feliz y seguro, donde disfruten de cierta libertad y donde existan normas y límites que rigen la convivencia.
- Los adolescentes necesitan sentir que son capaces de hacer cosas autónomamente y resolver sus pequeños problemas, para ello la familia debe darles responsabilidades de forma gradual.
- La familia debe manifestar satisfacción por los logros y avances del adolescente.
- La familia debe dispensar elogios merecidos ante las tareas de los adolescentes.
- La familia debe ayudar y enseñar al adolescente con orientaciones concretas ante sus dificultades, sin menospreciar los intentos frustrados del mismo.
- Es necesario evitar las comparaciones: cada adolescente debe ser valorado por lo que es y lo que puede hacer. El adolescente aprenderá con este ejemplo a valorar y sentir agrado por los demás, respetando las diferencias entre las personas.
- La familia debe admitir los propios errores, porque para su seguridad, los adolescentes necesitan aprender que a veces se fracasa y se cometen errores.
- Es necesario proponer a los adolescentes tareas de dificultad ajustada, que puedan realizar con éxito; ello generará confianza en las propias capacidades.
- En la familia se debe fomentar el sentimiento de “estar satisfecho con uno mismo”, generando en el adolescente los pensamientos de:
“SOY IMPORTANTE”
“PUEDO APRENDER”
“PUEDO EQUIVOCARME”
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